Chianti, elogio a la lentitud

Creo que cualquiera que sueñe una visita del Chianti sepa ya lo que le espera, dulces colinas cultivadas como obras de arte, viñedos, olivos, cipresese y castillos.

Los perfumes son inolvidables, los intinerarios de carreteras blancas nos conducirán a meditar y seguramente la visita a las Bodegas y a las Almazaras nos revelarán los secretos del néctar de los dioses que el Barón Ricasoli llamó Chianti.

Castellina, Radda, Gaiole y Castelnuovo Berardenga pertenecian a la antigua liga del Chianti y cada uno de ellos conserva su historia y sus tradiciones.

Grandes talleres de artesanía, la gastronomía y los museos de arte y arqueología nos recuerdan a los fundadores de siempre, los Etruscos, que son aún aquí presentes.

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